Entre los tantos paisajes que se hallan en nuestra amplia gama de destinos, hay unos pocos a los que solo podemos acceder en un breve período breve del año. Este es el caso del representado por la transición entre la Puna y las Yungas o Nuboselva, principalmente cuando se lo quiere recorrer por uno de sus ríos, particularmente el Iruya que en su camino hacia el Bermejo, desciende abruptamente de los 2700 msnm a los 600 msnm, justo donde las serranías ceden su lugar a la interminable llanura que caracteriza al Gran Chaco.
En nuestro andar, pasaremos por pequeños caseríos, algunos de ellos con escuelas que suele albergar a los chicos que bajan de los cerros durante el invierno para asistir a las clases. Cabe mencionar que estos lugares, a partir de noviembre ya quedan aislados con el comienzo de las lluvias y se mantendrán así hasta el mes de abril, dado que el pequeño río de invierno, se transforma en uno de los más peligrosos del país, cuando las lluvias producen los aluviones, llamados ”volcanes” por los lugareños, en los que todo lo que hay en el río es arrastrado corriente abajo, incluyendo arboles y rocas de gran porte que llegan a flotar en el espeso barro. De esta manera el río Iruya se convierte en el mayor aportador de sedimentos del río de la Plata, por año.
Por todo esto, la expedición que les proponemos nos enfrentara con diversos desafíos propios del tránsito por el lecho de un río de montaña, innumerables vadeos, rocas, zonas de terreno inestable, etc. durante casi 120 km de extensión, entre los que también podremos compartir una noche de campamento y fogón.
Tras varios años uniendo exclusivamente los poblados de Iruya con el de Isla de Cañas, para este año les acercamos un nuevo proyecto, más amplio, comenzando nuestra aventura por el río Nazareno. Para ello iniciaremos todo en La Quiaca, recorrer unos cuantos km por caminos de montaña y cornisa, luego llegará el río, algún camino de herradura, el pueblo de Iruya, nuevamente el río, las escuelas del monte, el fogón para la noche y muchas vivencias únicas e irrepetibles hasta llegar finalmente a Orán.
Aprovechando la visita a remotas escuelas rurales, les compartimos la idea, para quienes lo deseen, de poder llevar donaciones para los chicos que asisten a las mismas, como así también a sus familias. Cualquier duda que tengan al respecto, desde ya consúltennos.